Introducción: Sería genial que nuestra pareja viniera acompañada de un manual de instrucciones, donde descubramos la mejor manera de hacerles felices, mantenerlas enamoradas por siempre de nosotros, ser para ellas la respuesta a todas sus oraciones, conocer su anatomía, psicología, fobias, miedos, deseos y un sin número de elementos que desconocemos de su naturaleza, espiritualidad y mentalidad.
Hablando de ese manual…No se ilusione ese manual no existe… y por eso estamos aquí, en definitiva, aunque algunos nos preciamos de conocer a nuestras parejas, es más lo que desconocemos de ellas que lo que verdaderamente conocemos.
Por estas razones decimos con frecuencia que el “amor duele” ¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, por sentir un bajón en el deseo o simplemente por la caricia que nunca llegó?
No hay nada más hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital.
San Pablo un hombre casto o célibe escribió lo siguiente respecto al amor:
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero gloriarme, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
El amor nunca pasará. 1Cor 13, 3-8a
Hablando de amor podemos afirmar que es una experiencia afectiva conformada por un conjunto de variables que se entremezclan de forma compleja. Sentir el amor es más fácil que explicarlo, pero cuidado con caer en los sentimentalismos, puede ser una actitud peligrosa e ingenua.
El amor es una experiencia racional que nos enviste cuando el deseo se impone al pensamiento o la realidad.
Primeramente, definamos el amor para encontrar sentido a esta tarea.
¿Qué es para usted el amor?
El amor no es solo pasión, ternura, amistad, erotismo, apego, enamoramiento, simpatía, afecto, compasión, deseo y expresiones utilizadas para definirlo.
Según el pensamiento griego el amor se puede entender mejor desde sus tres diferentes dimensiones, eros, phília y ágape.
Eros
Es deseo sexual, enamoramiento, amor pasional. Lo más importante es el YO que anhela, que apetece, que exige.
Pero esta dimensión puede ser egoísta en el amor:
"Te quiero poseer". "Quiero que seas mía", "Te quiero para mí",
Eros puede ser el causante de mucho placer, pero también de mucho dolor si no se controla.
Es el amor que duele, el que se relaciona con la locura y la incapacidad de controlarse.
No podemos prescindir de eros, el deseo es energía vital en cualquier relación. Es la respuesta al instinto natural de procreación es un don divino si se vive en las circunstancias adecuadas y con la persona adecuada.
El eros bien llevado no sólo evoluciona hacia la philia de pareja (amistad con deseo), sino que también suele manifestarse de manera amable como dos personas que se encuentran, se comparten y se disfrutan mientras hacen y deshacen el amor.
Eros no alcanza por sí mismo a configurar un amor completo, porque siempre vive en la carencia, siempre le falta algo.
A este respecto conviene identificar qué significa el acto sexual en la pareja:
1. Da plenitud a su femineidad o masculinidad, fortalece la imagen de sí mismo, toda persona gusta sentirse deseada por su conyugue, ninguna persona es feliz sintiéndose fracasada en la alcoba o usada como un objeto de placer.
2. La seguridad de sentirse amado por su pareja le permite disfrutar de su compañía con un amor romántico y latente con detalles y consideraciones.
3. Le permite satisfacer su instinto sexual.
4. Relaja el sistema nervioso y permite la liberación del estrés de forma satisfactoria y natural.
5. La experiencia cumbre o clímax acrecienta su satisfacción personal y hace de la relación un acto de disfrute mutuo.
Esta sana vivencia de la experiencia sexual conducirá a una armonía mental y emocional de la pareja que se reafirma con cada acto conyugal.
Nuevamente San Pablo nos dice:
No se nieguen ese derecho el uno al otro, a no ser que lo decidan juntos, y por cierto tiempo, con el fin de dedicarse más a la oración. Después vuelvan a estar juntos, no sea que caigan en las trampas de Satanás por no saberse dominar. 1 Cor 7,5
Philia
Es la amistad, en nuestro caso "amistad de pareja", el llamado "amor conyugal" o la amistad marital.
La philia trasciende el YO para integrar al otro como sujeto: YO y TÚ,. A pesar del avance, en philia, la benevolencia no es total porque la amistad todavía es una forma de amarse a sí mismo a través de los amigos. La emoción central no es el placer como deseo acaparador, sino la alegría de los que comparten: la reciprocidad, pasada bien, estar tranquilos.
Mientras eros decae y resucita de tanto en tanto, philia se profundiza con los años, si todo va bien.
Philia es indispensable en la construcción de sueños compartidos, tareas diarias y solidaria asistencia cuando se requiere un hombro para llorar o una mano para salir adelante.
Pero de ninguna manera philia excluye a eros: lo serena y lo regula.
En las relaciones más o menos estables hacemos más uso de philia que de eros, pero ambos son indispensables para conformar un vínculo estable.
Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. 29 Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Ef 5,28a
Ágape
Es el amor desinteresado, la ternura, la delicadeza, la no violencia. No es el YO erótico que arrasa con todo, ni el YO Y TÚ del amor amistoso, sino el amor: de entrega: el TÚ puro y descarnado.
Es la dimensión más limpia del amor, es la benevolencia sin contaminaciones egoístas.
La dimensión del amor Ágape puede compararse al amor de Jesús que lo da todo sin pedir nada a cambio, que se sacrifica y no siente egoísmos.
Atención
Debemos estar atentos ante una posible alteración afectiva por ejemplo cuando sentimos que no somos deseados o que ya no deseamos a nuestra pareja, o cuando el aburrimiento se hace cada vez más patente y la alegría es escasa, y cuando las faltas de respeto y el egoísmo comienzan a hacerse frecuentes o de cualquier combinación de ellos que resulte.
¡Cuidado! Estamos a las puertas de un amor disfuncional.
Algunas personas intentan resignarse a un amor inconcluso, pero tarde o temprano, el déficit termina por alterar la relación y la tranquilidad personal ¿Amor de pareja sin deseo?: lo dudo, o entonces es otra cosa.
¿Convivir con el enemigo?: insostenible
¿Despreocuparse por el bienestar de la persona amada?: demasiado cruel.
Insisto: sólo en la presencia activa e interrelacionada del deseo, la amistad y la compasión, el amor se realiza.
El amor incompleto duele y enferma.
No es posible configurar un amor Frankenstein y creer que seremos felices.
Cuanto más disgregados estén los componentes del amor, mayor será la sensación de vacío y desamor.
La vaciedad y la frustración conducen al pecado, nunca olvides que con la ayuda de Dios puedes salir adelante:
"En cualquier cosa que hagas, tenlo presente: él aplanará tus caminos. No te creas el más sabio: ten el temor de Yahvé y mantente alejado del mal. Eso será un remedio para tu cuerpo, y allí encontrarás el vigor." Prov. 3, 6-8
Conclusión
La belleza del amor conyugal es una experiencia que todos debemos anhelar y proteger a diario, no renuncie a ser feliz con su pareja, hay días malos y eso todos lo sabemos, pero hay un Dios que vela por nosotros.
“Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. En el momento de la tentación les dará fuerza para superarla”. 1 Cor 10, 13b
Ahora nos corresponde asumir un compromiso ante Dios, nosotros mismos y nuestras parejas, esa es la alianza de amor.